5/22/2014

Más allá de la guerra sucia

Los únicos problemas que tiene Colombia no se reducen a la pelea titánica entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez. Por eso estoy de acuerdo con la descripción que Enrique Peñalosa hizo de los hechos: "parece que estuviéramos en una película de mafia". Al candidato verde le faltó potencia para posicionar este mensaje, pero acertó.

La trifulca: Uribe acusa a Santos de recibir dineros del narcotráfico, vía J.J. Rendón, su siniestro exasesor de campaña. La Fiscalía desató el infierno, luego de encontrar que un hacker al parecer filtraba o supuestamente compraba información sobre el presidente Santos y los negociadores de ambos lados de la mesa de La Habana. 

Luego, un medio cercano al santismo revela un video donde el candidato de Uribe, Oscar Iván Zuluaga, se reúne con el hacker para recibir informes sobre los movimientos presuntamente ilícitos del pirata informático y con los datos, planear "golpes" contra la candidatura reeleccionista.

Después, Uribe dice que no tiene pruebas de los presuntos nexos del narcotráfico con la campaña de Santos en 2010. A través de su abogado, dice tener "informaciones", al tiempo que a capa y espada asegura que el video del hacker con Zuluaga es un montaje. Y ahí vamos.

Bueno, eso sin hablar de la famosa "mermelada", con la que el gobierno de Juan Manuel Santos ha logrado aceitar la maquinaria regional que le podría significar cuatro años más en la Presidencia. Todos, el santismo oficialista y el uribismo opositor mancillados a la par.

En medio de este conflicto político, los colombianos, quienes no ven cómo podrá mejorar la salud, la educación, la justicia y romper la honda barrera de la desigualdad. Las campañas políticas en Colombia han estado marcadas por el juego sucio, pero siempre quedaba un espacio para el debate de los temas fundamentales. Ese espacio quedó nublado por el fuego cruzado, que con el paso de las horas es más intenso.

Lo peor es que los medios no ayudan. Los titulares los ocupan, en extensión y adjetivos, el conflicto político, que escala peldaños con cada declaración de uno de los interesados, mientras que los aúlicos de lado y lado se lanzan como hordas virtuales a propinarse trinos como balazos de 140 caracteres. Pero las propuestas de los candidatos quedan en un baúl y el aspirante que resulte ganador igual las sacará, se transformarán en decisiones que luego volveremos a criticar, que nos volverán a enfrentar y todo por no elegir a conciencia.

No pienso en este blog sugerirle un voto. Hace cuatro años lo hice y perdí. Señalé entonces que Juan Manuel Santos representaba la mentira y el engaño, del cuál fueron víctimas quienes lo eligieron. Yo como muchos colombianos examinaré mi conciencia en el cubículo de votación y tomaré la decisión que considere mejor. Lo haré, tras revisar las propuestas de los candidatos, más allá de sus odios. Aquí dejo los respectivos enlaces:


Colombia no merece un voto emitido con odio. Colombia merece que usted y yo, sin importar nuestra tendencia política, votemos por razones para un futuro mejor. Si va a votar por alguno de los cinco candidatos, al menos sepa qué plantean. No deje que su voto sea guiado por la inquina de unos pocos y sus intereses mezquinos. La democracia nos ha sido cara y muchos han muerto por ella. Que su voto no sea en vano.

No hay comentarios.: