10/26/2015

Persiana americana


- ¿Cuántos de ustedes nacieron en los Estados Unidos?

La pregunta la hizo la profesora de filosofía política en la secundaria Rio Americano de Sacramento, California, ante un auditorio con al menos 50 estudiantes. Karina, una joven de ascendencia mexicana, alzó la mano.

- ¿Y cuántos de sus padres nacieron en un país diferente a los Estados Unidos?

La respuesta tuvo más manos arriba. Casi la mitad del salón.

- ¿Y qué me dicen de sus abuelos? ¿Cuántos de ellos nacieron fuera de este país? - apuntó la maestra, blanca de ojos azules y aspecto germánico.

El 90 por ciento de los adolescentes se adhirió a la respuesta afirmativa. Esta encuesta sencilla pero demoledora me ratificó una vez más que Estados Unidos es un país construido por inmigrantes, pero todavía hay quienes prefieren la memoria selectiva. La Unión Americana a lo largo de su historia ha recibido a británicos, africanos, irlandeses, escoceses, alemanes, eslavos, italianos, asiáticos, árabes y latinos. Un reflejo del mundo.

Escribo este post luego de 21 días de viaje por cuatro ciudades estadounidenses -Washington, Pittsburgh, Nueva Orleans y Sacramento-, en los que tuve la oportunidad de conocer experiencias sobre la gestión de gobierno en materia de transparencia y rendición de cuentas. Los documentos oficiales dicen que esos fueron los temas, pero para mi hubo más: fue una exploración por la realidad de este país que tantos amores y odios ha generado a lo largo de la historia.

La escena en la escuela secundaria fue la demostración de una verdad lapidaria. Tras el ejercicio, Hana, una joven de ascendencia brasileña tomó la palabra: "Necesitamos celebrar la inmigración. Hace unos años era impensable que en un salón como este pudiéramos tener tanta diversidad. También tenemos que ser conscientes que este país está lleno de oportunidades y son los inmigrantes quienes las están tomando. Ellos nos inspiran".

Hana, con su adolescente figura pero su voz poderosa, fue aplaudida enseguida por todos quienes estábamos allí. Sus palabras me hacen creer que muchos jóvenes piensan así y que el futuro de los latinos en Estados Unidos mejorará cuando su generación sea quien tome las decisiones.

Para California no es un tema menor. Al menos el 38 por ciento de los habitantes del estado son latinos, con una tendencia creciente, según datos de la Secretaría de Estado californiana, la entidad que garantiza la organización electoral. Para 2040, los latinos serán el 24 por ciento del total de la población estadounidense y las instituciones ya comenzaron a prepararse para ese momento. Frente a estas cifras, la tan manida reforma migratoria que siempre aparece en la agenda del gobierno estadounidense es inminente y más que necesaria.

Karina, la adolescente de ascendencia mexicana que hace parte de esa generación de estadounidenses de padres latinos, habló en inglés y en español, con una particularidad que ya he visto en otros "americanos" de origen hispano, y es que hablan en castellano pero piensan en inglés: "Hay gente aquí que aún no se acostumbra a vernos pero hay otros que quieren aprender de nosotros".

Alejandra, también mexicana quien llegó al valle central de California siendo muy pequeña dice que nunca se ha sentido discriminada por su origen: "Al contrario, mis compañeros les gusta mi cultura y quieren saber más de ella".

Racismo

Rio Americano es una secundaria ubicada en un apacible y ordenado suburbio ubicado al este de Sacramento, que es la capital de California. El plantel recibe el nombre de un río que pasa muy cerca de sus instalaciones y que está disminuido por la intensa sequía que desde hace cuatro años afecta al oeste de la Unión Americana. Estábamos en la biblioteca del colegio 14 profesionales latinoamericanos de 10 países, conversando con quiénes son el futuro de los Estados Unidos. Además de las adolescentes latinas, habían estudiantes de origen asiático, indio y europeo.

- ¿Qué creen que es lo mejor y lo peor de los Estados Unidos? - Les pregunté.

Varios reconocieron que "América" es la tierra de la libertad y las oportunidades, donde cada sueño puede ser posible con trabajo y disciplina, donde se puede decir y hacer lo que cada quien sienta, mientras no vulnere al otro. Solo uno habló de los defectos de esta nación y señaló al bipartidismo como uno de ellos. Me sorprendió que nadie señalara el racismo que es una sombra sobre la conciencia estadounidense, pese a la lucha por los derechos civiles que aún persiste. Quizás todos quienes estaban allí sentados no sienten que ese sea un problema, por vivir en la comunidad que viven. De pronto si hago esta misma pregunta en Ferguson o en Baltimore, podría encontrar la respuesta contraria.

Uno de los expertos que escuché en este viaje aseguró que los Estados Unidos tienen una historia oscura en cuanto a la violencia racial y el acceso de todas las comunidades a los derechos en la nación. "Mucho de ello aún no ha sanado", agregó.

La imagen más vivida de esta situación la conocí en Nueva Orleans, Louisiana, probablemente el lugar más feliz de los Estados Unidos, pero donde hay marcadas desigualdades. Allí una organización que lucha por el acceso igualitario a la vivienda para los afroamericanos encontró que casas de propiedad de ciudadanos blancos solo eran alquiladas a quienes tuvieran algún grado de consanguinidad con los vecinos de la comunidad de San Bernardo, mayormente habitada por blancos. El caso llegó a las cortes y tardó ocho años en resolverse.

"El racismo no tiene que ver con el color de la piel. Tiene que ver con la ignorancia, por el hecho de suponer sin ningún sustento que la gente negra va a traer problemas, cuando no hay nada que pueda comprobarlo", nos dijo Larry Bagneris, jefe de la Comisión de Relaciones Humanas de Nueva Orleans.


***

Una noche, antes de finalizar el viaje, Fabián Forestieri, un entrañable paraguayo con voz de pájaro, delineó lo que para él debe ser el futuro de los Estados Unidos: "Este país debe retomar el liderazgo moral del mundo y demostrar que de verdad es la tierra de las libertades". No le falta razón a Fabián y mucho menos cuando nuestro tiempo ve cómo emergen fuerzas que han buscado el liderazgo por siglos: China, Rusia, Irán y de una forma sanguinaria, el autodenominado Estado Islámico en territorios de Siria e Irak.

El mundo no necesita un "imperio" que haga la guerra sin parar ni tampoco un policía que le diga cómo comportarse. La naciones que creen en la libertad y la democracia necesitan diálogo, unión y comprensión. Respeto en la diferencia y fortaleza en los principios. Estados Unidos no está para ofrecer todas las soluciones ni tampoco es la fuente de todos los males, como en medio de su demagogía, justifican su fracaso los gobiernos como el venezolano. En la Unión Americana hay también una deuda social que no se paga con más subsidios sino con la necesidad de reconocerse en el otro, algo que con más éxito ha logrado América Latina gracias a nuestra historia de convivencia con nuestro rico mestizaje. Esto puede ser una inspiración para el pueblo estadounidense.

Esto fue lo que aprendí en 21 días de un inolvidable viaje que me permitió aprender y sentir un país al que han elevado a la categoría de sueño, como si fuera una meta por alcanzar. Conocí gente maravillosa que ahora llevo en mi corazón. Para mi, tomándome aquel título de esa memorable canción de Soda Stereo, se abrió ante mis ojos la persiana americana.

No hay comentarios.: