11/19/2015

Nunca más

Los atentados terroristas en París despertaron la indignación general. Fue un ataque terrorista en todas sus letras, de impacto global y que supone un desafío para la seguridad mundial. Las redes sociales fueron el canal de expresión para miles de mensajes de solidaridad con los ciudadanos franceses y para las muestras de dolor por las víctimas de los yihadistas.

En nuestro ámbito colombiano, estas reacciones no estuvieron exentas de polémicas por cuenta de ciertos políticos que aprovechan cualquier hecho de sangre para hacer analogías absurdas con la no menos dolorosa realidad del conflicto colombiano en sus más de 50 años de muerte, y así, reivindicar sus banderas ideológicas. Lamentable sin duda, pero lo de París si nos debe llamar a una reflexión: ¿Por qué si podemos indignarnos y repudiar lo de allá, cuando lo de acá ha sido tan terrible también?

Antes de seguir quiero que vean esta crónica que hice hace tres años en Granada, un municipio del departamento de Antioquia que vivió un verdadero infierno entre 1988 y el año 2004 por cuenta de los grupos armados ilegales. Allí sus habitantes dijeron nunca más, en un admirable ejercicio de memoria histórica:



Granada es un municipio de unos 10.000 habitantes y en sus 14 años de sufrimiento por cuenta del conflicto murieron más de 1.000 personas, esto es como decir que el 10% del pueblo murió por la violencia. De ahí que cada habitante de Granada tiene un familiar o amigo víctima del conflicto. El portal Verdad Abierta ofrece este panorama sobre la violencia que vivieron los granadinos:
"Según cifras de la Personería de Granada, al 2008 tenía registradas más de 400 víctimas de muertes selectivas, 128 desaparecidos, el 60 por ciento de la población fue desplazada pasando de 19.500 habitantes a 9.800. 83 personas han sido víctimas de minas antipersonal y casas bomba, el 50 por ciento civiles y el 50 por ciento militares. Se han reconocido 15 fosas comunes y de ellas han sido identificadas 8 personas".
A más de 8.000 kilómetros de Granada, en París, el pasado viernes 13 de noviembre, fueron asesinadas 132 personas, en siete ataques terroristas simultáneos y que dejaron 352 heridos. La prensa mundial se volcó a transmitir en vivo cada detalle de la maniobra terrorista más grave de la historia de Francia y no ha dejado de informar desde ese momento. 

Me pregunto: sí los hechos de Granada o de cualquier lugar de Colombia hubieran tenido la misma cobertura mediática que el ataque yihadista, ¿habrían causado la misma indignación? ¿Lo habrían empujado a poner la bandera tricolor en nuestro perfil de Facebook o de Twitter? ¿Nos indignamos por moda, porque es "cool"?

¿Si uno muere en París vale más que si muere en Colombia? Pienso que duelen tanto los muertos de allá como los de acá y es necesario también indignarnos por el dolor que producen los terroristas de acá y de allá. Repudiarlos, ponernos de pie y decirles nunca más. 

También debemos abrir los brazos para acoger a las víctimas y demostrarles que podremos tener una nueva oportunidad en una Colombia en paz. Ayudar a la reconciliación y perdonarnos entre nosotros. Decirnos que nunca más volveremos a ser indiferentes y que cada vida, en París o en cualquier lugar del mundo, se respeta. Será esta actitud, y no los bombardeos y más guerra, los que le dirán a los fundamentalistas -de izquierda, de derecha, raciales, étinicos o religiosos-, que nunca más toleraremos sus vejámenes y que no tienen cabida en el mundo en el que queremos vivir. Nunca más.

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