2/20/2014

De la censura y otros demonios

Siempre será aterrador estar ante la página vacía. Un espacio en blanco es la nada del relato por venir. Lo que si es cierto es que es mejor tener la ausencia de palabras. Es mejor escribir cualquier cosa, aunque no guste o sea insolente, a estar amarrado, silenciado, no poder escribir ni hablar porque otro no quiere que lo haga.

El miércoles 12 de febrero tuve que darle la cara a una de las noticias más amargas que he tenido que transmitir en mi vida. Fue impactante decir que un medio de comunicación había sido censurado por un Gobierno que se ufana de ser democrático, pero que desde el púlpito de la "revolución bolivariana" ha segregado a Venezuela.

Me refiero a lo ocurrido con NTN24, canal para el cual trabajo como coordinador de noticieros y presentador. Entrar en el detalle de los hechos no será el objeto de este post, que inaugura el #JuevesBloguero, una iniciativa que me ha venido rondando desde hace semanas. Pasaré a hacer una reflexión sobre los hechos.
De la decisión contra NTN24 se podrá decir que fue arbitraria y que violó los derechos a la libre expresión y a la prensa. También se podrá decir que fue una decisión legal, porque el aparato jurídico del chavismo así lo permite, con unas leyes escritas a la conveniencia del Gobierno. Pero pregunto, ¿acaso lo legal siempre será legítimo? ¿Es legítimo que un régimen que se dice "democrático" utilice su poder a discreción para cercenar las libertades cuando no oye lo que le gusta oir?

La legitimidad de la decisión de Nicolás Maduro contra NTN24 también pasa por el poder mediático que ha amasado su régimen en 15 años de chavismo en el poder. Los medios públicos venezolanos, que además tienen una caja de resonancia internacional a través de Telesur, ocupan en todo momento los espacios en televisión y radio a través de las famosas cadenas nacionales donde aparece el Presidente, como el presentador de un talk show, hablando de un socialismo que sólo vive en la cabeza de sus esbirros. ¿Qué daño le podía hacer NTN24 a semejante monstruo de siete cabezas? ¿Por qué silenciarlo?

Si el Gobierno chavista de Venezuela se dice tan democrático, debe saber que ningún poder puede darse el derecho a sacar de circulación a los medios. Sí, la prensa comete excesos y seguramente en NTN24 habremos cometido errores, pero nuestro verdadero censor debe ser la ciudadanía. Si nuestros contenidos no le gustan a unos, tienen el derecho de no vernos. Hay otros que si les gusta lo que hacemos y otros, que con sentido crítico, observan nuestro trabajo, lo contrastan con otras versiones y crean opinión en medio de la pluralidad.

A NTN24 le cortaron el contacto directo con su audiencia dentro de Venezuela. Pero más perdió la ciudadanía venezolana, que no tendrá más alternativa que soportar el discurso sobre un país de las maravillas que desde el Palacio de Miraflores, en cada cadena nacional, dibuja con sobrada ignorancia un señor de cuestionada legitimidad y al que sus aúlicos llaman presidente. Igual, el rancho está ardiendo.

"Mentira es creer que un gobierno con una inflación que pisa el 60 por ciento y más de 24.000 muertos en 2013 es una nación feliz, estable y sin crítica", dijo mi compañero Juan Carlos Aguirre en un acertado editorial que pronunció el pasado fin de semana sobre la crisis que atraviesa Venezuela. Yo le agrego una frase: mentira es creer que por silenciar al mensajero, la ciudadanía no seguirá denunciando los abusos de poder y el hambre que soportan miles de venezolanos. Basta con ver cómo están las calles después de casi tres semanas de manifestaciones estudiantiles.

La censura es un demonio parido de las entrañas del autoritarismo. Pero sepan esos que llaman a silenciar, que el clamor de un pueblo hambriento y desangrado no lo podrán detener.

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