2/27/2014

¿Qué va del voto en blanco?

Mi madre es uno de los seres más políticos que conozco. En su juventud, acompañó candidaturas, siempre del Partido Liberal. Ahora, sigue la cosa política por los medios, al punto que siempre he creído que ella debió ser la primera periodista de la familia y no yo. Igual cosa mis hermanos. Siempre hubo un diálogo sobre el tema.

La política ha estado presente en mi desde que recuerdo. Habré de contarle a mis hijos la vez que me postulé a Personero del colegio donde estudiaba y que perdí la elección por el pírrico margen de ¡tres votos! De ese modo entendí que mi relación con la política debía hacerla desde su entendimiento pero no desde el proselitismo. Quizás, entonces, decidí ser periodista para no tener disfraz de candidato.

Por eso entiendo a quienes pretenden votar en blanco. Les molesta el performance las figuras que se lanzan por un cargo público. Verdaderos lobos con piel de oveja, que una vez investidos con la dignidad para la que se postularon, someten a sus electores al rigor del mal gobierno y al vaivén de sus mezquinos intereses. Hombres y mujeres poco transparentes que al final del día terminan por sacar las garras y todo queda en la promesa de algo mejor.


Cité a mi madre en el principio de este post porque hace un par de días quise medir su termómetro político. La respuesta me desconcertó. 

- Ay, Carlitos! Voy a votar en blanco.
- ¿Por qué?
- Nadie me convence.

Yo buscando una guía para saber por quién votar en las elecciones presidenciales y legislativas que se aproximan, y la persona en la que más confío para ese propósito no tenía un nombre de su preferencia. Su respuesta es el reflejo del inconformismo de un 30% de los colombianos con los políticos y su politiquería. Una expresión válida en democracia.

La cifra de favoritismo por el sufragio sin nombre animó a sus impulsores. El más visible ha sido el periodista Gustavo Bolívar, quien ha dicho que la eventual victoria del voto en blanco sería una revolución política sin disparar una sola bala y un hito en la historia del mundo. 

Sus detractores han sido los llamados "candidatos de opinión", que ven el voto en blanco como una opción en su contra. Claro. Si la gente vota en blanco, en nada queda su propósito de desmarcarse de los barones electorales y sus prácticas non sanctas.

El ordenamiento legal colombiano indica que si el voto en blanco es mayoría en una elección, los comicios deben repetirse con candidatos diferentes. "Con un voto de más, es posible barrer con toda la clase política tradicional de Colombia", dice el exmagistrado Jaime Araujo Rentería, otro de los impulsores del voto en blanco.

Retomo a Bolívar y aquello de la "revolución política sin balas". Muy inspirador, sin duda y digno de compartirse. Pero, Gustavo, en el caso de que el voto en blanco ganara en la elección para Presidente. ¿Cuál es la alternativa? ¿Quién encarnaría el descontento expresado en las urnas? ¿Cuál es el cálculo de tu grupo en un escenario así?

La política, como creación humana, es imperfecta. Quienes regentan las instituciones también lo son. ¿Podría el voto en blanco, por sí solo, renovar la clase política y renovar las instituciones? Gustavo, con todo respeto, aún no veo qué puede haber más allá de tan buena propuesta. Si este es el comienzo, ¿cuál es el camino que seguirá? En otras palabras: votamos en blanco y, ¿qué? Aún no me queda claro.

Respeto a quienes votarán en blanco, pero no seguiré su propuesta, por lo menos para la elección de Congreso. Tengo varios candidatos que me parecen interesantes, a quienes conozco y creo que pueden avanzar al cambio que, sin duda, necesitamos. Me reservo sus nombres pero los considero hombres y mujeres sinceros, que darán buenos resultados para el país.

Ojalá esa opción marque un buen porcentaje, porque aunque no comparto su propuesta, un abultado voto en blanco le dará idea a los próximos congresistas del inconformismo de una buena parte de Colombia que con su expresión dirá "basta ya".

No hay comentarios.: