Desconocer que Twitter nos ha cambiado la vida, sería imposible. En un tiempo record el micro-blogging tomó fuerza por su versatilidad y acceso. El auge de la conectividad móvil facilitó el boom twittero y todo aquel interesado en posicionar su contenido en Internet, genera estrategias y tácticas con Twitter.
El ámbito de la política no es ajeno a ese boom. El referente mundial de lo que algunos llaman "Política 2.0" es el actual presidente Barack Obama, quien con habilidad transformó en votos la emoción que logró generar en las redes sociales. Eso sí, dudo mucho que para su reelección funcione lo mismo. Tendrá que hacer más para quedarse en la Casa Blanca.
Twitter también fue clave para derrocar a las dictaduras del norte de África. Egipto, Tunez y Libia están viviendo transformaciones sociales, donde el germen fue la movilización a través de estas herramientas digitales. Y si miramos en América Latina, la política twittera ha tenido exponentes de izquierda y de derecha.
Por el lado del socialismo del siglo XXI, el presidente Hugo Chávez ya tiene acostumbrados a sus adeptos a revisar su perfil en Twitter para saber cuál es la dirección del Estado venezolano. Sus más duros críticos no dejan de afirmar que desde la distancia, donde recibe tratamiento por el cáncer que padece, Chávez gobierna a Venezuela a través de Twitter. Ahí lo tienen aprobando partidas para el Ministerio de Comunicación:
Su compañero del ALBA, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no se queda atrás. Lean aquí solicitando a funcionarios atender las quejas que le llegan por Twitter:
Y en el ámbito colombiano, del ala izquierda del ideario político, el representante de la trinocracia es el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. El burgo maestre capitalino era reconocido por su comunicación frentera con los ciudadanos, a través de acalorados debates en el Congreso y fogosas apariciones en los medios de comunicación. Pero desde que asumió el que es considerado el segundo cargo de mayor importancia en Colombia, ha preferido el refugio seguro que le dan los 140 caracteres de Twitter.
Sin llegar a los 100 días de Gobierno distrital, Petro afrontó una asonada contra TransMilenio. En vez de dar muestras de firmeza contra los desadaptados que destruyeron los bienes públicos de la ciudad, el Alcalde respondió por Twitter. No dudo de las buenas intenciones del señor Petro, pero la crisis no se iba a solucionar a punta de trinos.
Y por el lado de la derecha, el gran exponente de la "trinocracia" es el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, quien ha utilizado su tribuna twittera como punta de lanza de su oposición al gobierno de Juan Manuel Santos. Ahora lo llama "gobierno derrochador", ante los elevados costos que tuvo la Cumbre de las Américas y la nueva política de vivienda:
Los exponentes de la "trinocracia" tienen un común denominador: ladran y vociferan en Twitter, pero cuando tienen que ponerle la cara a los ciudadanos o a las cámaras de televisión, son un mar de eufemismos y de declaraciones matizadas. Todo queda para una suerte de populismo digital.
Otro punto que tienen en común es que evitan los medios de comunicación y se encierran en sus 140 letricas. No les gusta ser confrontados por un periodista agudo y que los saque de esa zona de confort. Sus trinos son botellas al mar que se van perdiendo en las olas de trinos que llegan a un "time line" promedio.
Como lo apunté al prinicipio, no podemos negar el impacto que tiene Twitter y no desarrollarlo en una estrategia de comunicación sería una decisión anacrónica. Pero hay cosas que es mejor dominarlas por fuera de los ambientes virtuales y el Gobierno es una de esas cosas. El ejercicio del poder debe ser comunicado de forma integral y a través de canales más cercanos al ciudadano. Twitter genera esa cercanía pero todavía una minoría tiene acceso a esta red social y más que cercanía, los temas parecerían reducirse a una mínima expresión.
La solución de los problemas de los ciudadanos va más allá de 140 caracteres. La grandeza de un gobernante estará en entender que esas soluciones podrían llegar luego de escribir volúmenes completos.
Ilustración codedimension.com.ar
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