Lectores de Colombia Digital: Mi ausencia tiene su justificación. Y debo expresarla más cuando una lectora de este blog me llamo a “postear” más a menudo o perdería audiencia. No voy por el raiting, confieso. No he publicado (palabra que prefiero al inexistente verbo anterior) pues esperaba mayores desarrollos del Gobierno reelecto.
Y sí que los ha tenido. Volviendo a los verbos inexistentes en nuestro precioso castellano, las primeras semanas tras la reelección han sido de ‘Gabinetología’, ciencia inexacta a la que por estos días se entregan periodistas, analistas, políticos y asesores en la Casa de Nariño.
Todos quieren saber la lista, o mejor en un tono mundialista, la alineación titular del Consejo de Ministros que Álvaro Uribe utilizará para afrontar los cuatro años de mandato que le dieron unos 7 millones de colombianos.
Al ser la ‘Gabinetología’ una ciencia inexacta, todo lo que provenga de ella conduce a la mentira absoluta. Y no sólo eso. Conduce a los malos entendidos, a los mensajes erróneos y a las verdades a medias.
Así pululan, nombramientos sin decreto presidencial ni comunicado oficial. Como el de Juan Manuel Santos como Ministro de Defensa, o el de Juan Lozano como Ministro de Ambiente, o el de Luis Alfredo Ramos como embajador en Caracas, que ya generó un halo de división en Alas Equipo Colombia, uno de los grupos de la coalición uribista.
Brotan nombres y ministerios de desconocidos despachos del palacio presidencial. ¿Qué intención tienen esos dardos? ¿Por qué la semana pasada sí y esta semana que empieza ni siquiera se han vuelto a tocar los nombres de posibles ministros?
Una llamada a la Secretaría de Prensa de Presidencia me dio la razón. Allá todavía no confirman nada, e incluso piensan que Juan Lozano puede resultar ministro de Educación.
Yo creo que más que nombres y carteras confirmadas, el Gobierno trata de medir la temperatura de la opinión lanzando estos mensajes, sin saber sí el propio Presidente ya tenga claro cuál será su próximo gabinete. Nos están “midiendo el aceite”.
Un indicio más confirma esta hipótesis: Cuando salieron de sus cargos ministros como Fernando Londoño, Marta Lucía Ramírez, Jorge Alberto Uribe, Carlos Gustavo Cano, entre otros, el Gobierno informó de inmediato la renuncia y el nombramiento del sucesor.
Aquí no ha pasado nada de eso. Todavía no conocemos la renuncia de Camilo Ospina o de Sandra Suárez. Ni mucho menos un papel oficial que de cuenta de quien asumirá esos cargos.
Sin duda hay un cambio de estilo en la conformación del gabinete en comparación al 2002. Sí en su primer mandato, Uribe conformó un dream team de técnicos y expertos en cada área, la versión 2006 nos muestra un gabinete lleno de políticos de la p a la s.
Y hasta el mismo Presidente lo confirmó en una entrevista con Roberto Pombo en El Tiempo. Dijo que la conformación del gabinete corresponderá a las expectativas de cada uno de los grupos que respaldó su reelección.
Parece que será más fácil cuadrar 10 micos en una foto, que dejar contentos a los líderes de las bancadas en la conformación del Gobierno. Desde los tiempos de Maquiavelo se sabe que lo natural es gobernar con los amigos.
Pero, ¿será que los amigos de Uribe, los mismos que lo reeligieron, son los más aptos para ocupar el salón de ministros? Quedó demostrado. Uribe no es malo, los malos son los uribistas que lo rodean.
Y sí que los ha tenido. Volviendo a los verbos inexistentes en nuestro precioso castellano, las primeras semanas tras la reelección han sido de ‘Gabinetología’, ciencia inexacta a la que por estos días se entregan periodistas, analistas, políticos y asesores en la Casa de Nariño.
Todos quieren saber la lista, o mejor en un tono mundialista, la alineación titular del Consejo de Ministros que Álvaro Uribe utilizará para afrontar los cuatro años de mandato que le dieron unos 7 millones de colombianos.
Al ser la ‘Gabinetología’ una ciencia inexacta, todo lo que provenga de ella conduce a la mentira absoluta. Y no sólo eso. Conduce a los malos entendidos, a los mensajes erróneos y a las verdades a medias.
Así pululan, nombramientos sin decreto presidencial ni comunicado oficial. Como el de Juan Manuel Santos como Ministro de Defensa, o el de Juan Lozano como Ministro de Ambiente, o el de Luis Alfredo Ramos como embajador en Caracas, que ya generó un halo de división en Alas Equipo Colombia, uno de los grupos de la coalición uribista.
Brotan nombres y ministerios de desconocidos despachos del palacio presidencial. ¿Qué intención tienen esos dardos? ¿Por qué la semana pasada sí y esta semana que empieza ni siquiera se han vuelto a tocar los nombres de posibles ministros?
Una llamada a la Secretaría de Prensa de Presidencia me dio la razón. Allá todavía no confirman nada, e incluso piensan que Juan Lozano puede resultar ministro de Educación.
Yo creo que más que nombres y carteras confirmadas, el Gobierno trata de medir la temperatura de la opinión lanzando estos mensajes, sin saber sí el propio Presidente ya tenga claro cuál será su próximo gabinete. Nos están “midiendo el aceite”.
Un indicio más confirma esta hipótesis: Cuando salieron de sus cargos ministros como Fernando Londoño, Marta Lucía Ramírez, Jorge Alberto Uribe, Carlos Gustavo Cano, entre otros, el Gobierno informó de inmediato la renuncia y el nombramiento del sucesor.
Aquí no ha pasado nada de eso. Todavía no conocemos la renuncia de Camilo Ospina o de Sandra Suárez. Ni mucho menos un papel oficial que de cuenta de quien asumirá esos cargos.
Sin duda hay un cambio de estilo en la conformación del gabinete en comparación al 2002. Sí en su primer mandato, Uribe conformó un dream team de técnicos y expertos en cada área, la versión 2006 nos muestra un gabinete lleno de políticos de la p a la s.
Y hasta el mismo Presidente lo confirmó en una entrevista con Roberto Pombo en El Tiempo. Dijo que la conformación del gabinete corresponderá a las expectativas de cada uno de los grupos que respaldó su reelección.
Parece que será más fácil cuadrar 10 micos en una foto, que dejar contentos a los líderes de las bancadas en la conformación del Gobierno. Desde los tiempos de Maquiavelo se sabe que lo natural es gobernar con los amigos.
Pero, ¿será que los amigos de Uribe, los mismos que lo reeligieron, son los más aptos para ocupar el salón de ministros? Quedó demostrado. Uribe no es malo, los malos son los uribistas que lo rodean.
2 comentarios:
¿Será, ala? Porque Araujito estaba muy bravito con el nombramiento de su amigo Luis Alfredo en la embajada en Caracas... Amanecerá y veremos.
Saludo cordial.
Lo más triste es que, aunque la gente sabe que los uribistas no son los personajes más idóneos para manejar el país, siguen votando por ellos.
¿Acaso eso pasa porque la gente tiene pereza de analizar la situación real de Colombia? o ¿será que prefieren conformarse con el letargo social y político en el que vivimos?
No sé, pero por el lado que se le mire, la cosa no pinta coherente.
P/D: Me alegra volverlo a leer...saludos.
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