¡Qué semana ésta, llena de anuncios presidenciales! Primero, las recompensas a campesinos cocaleros que entreguen sus cultivos y ahora, el anuncio de total libertad para que las Farc organicen donde quieran y cuando quieran una reunión con el comisionado Luis Carlos Restrepo para hablar del acuerdo humanitario.
"Tengo instrucciones de parte del señor Presidente de reunirme con las Farc en cualquier sitio, el día y la hora que ellos establezcan con unas condiciones de seguridad que les den confianza, con acompañamiento nacional o internacional, el que ellos consideren adecuado", aseguró Restrepo.
Se trata de una carta abierta del Gobierno, que deja en las manos de la guerrilla la liberación de todos los secuestrados y significa el comienzo del fin del drama que por casi 10 años - en el caso de los familiares de los policías y soldados - han vivido cientos de colombianos.
La verdad no confío en las Farc. Cuando el país pone las expectativas sobre ellos, como ahora, salen con cualquier cosa y desbaratan la esperanza de paz. Sí la guerrilla no acepta esta nueva posición del Gobierno, no habrá más remedio que la derrota militar, fuerte y contundente, echando mano de todos los recursos necesarios.
Y creo que será así. La voluntad de Farc de conseguir la paz, es tan fuerte como la de una prostituta. Se requieren hechos concretos para volver a creer en Tirofijo y sus secuaces.
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