La importancia de aprender a ver

Mi amigo francés Philippe Boland me invitó a compartir una mesa redonda en la jornada "48 horas por la vida", como parte del proyecto SexualizaTIC. Esta vez los contenidos propuestos estaban asociados con el Día Internacional de la Mujer. Con el panel de invitados vimos el siguiente cortometraje producido por los estudiantes de cine de la Corporación Universitaria Unitec. Les advierto que el video toca fibras profundas:

¿Impactante, verdad? "La ficción nos confronta con la realidad", dije al iniciar el debate, para tratar de explicar lo que dejó dando vueltas en mi cabeza esta pieza titulada "Eterno retorno" y que hace un retrato de lo que podría sentir una mujer que fue violada siendo niña.

El corto tiene una excelente producción y una narrativa que conduce al espectador desde la ternura, el miedo y el terror del abuso, hasta la venganza como una vía íntima de escape de la protagonista adulta que refugia su dolor y su silencio en la agresión de un muñeco diabólico.

La pregunta fue si era conveniente agregarlo a los contenidos de "48 horas por la vida". Un sector del panel argumentó que si bien la pieza tenía como tema de fondo el abuso contra menores de edad, la expresión vengativa podría dar un mal mensaje a los jóvenes y demás espectadores del mismo, como queriendo reivindicar la respuesta violenta a un acto tan reprochable como una violación.

Dije que no por ver las películas de Tarantino, uno podría convertirse en un asesino en serie, y que la ficción cumplía el papel de plantearnos preguntas sobre una situación que de lo reiterada en nuestra realidad, queda reducida a las cifras de una noticia judicial.

¿Por qué el silencio de la niña y de la mujer? ¿Por qué no denunció a su agresor? ¿Por qué siguió siendo sumisa? ¿Por qué mil veces? Preguntas que tienen como común denominador el miedo de una niña que creció sintiendo que sólo merecía el dolor de ese miserable momento.

La discusión desencadenó en que, si bien era importante mostrar el video, también lo era generar una guía de trabajo para que sus espectadores pudieran entender cómo el cine podía llevarnos sentir lo que esa niña pudo sentir y entender sus actuaciones y confrontarlas con la necesidad de romper el silencio, acudir a las instituciones para que el abuso sea investigado y castigado, y romper para siempre en nuestra sociedad la cadena de dolor que arrastran las mujeres vulneradas.

Además agregué que era necesario inculcar a los jóvenes herramientas y criterios para que los jóvenes cuestionaran lo que ven en cine y televisión, lo que leen e interactuan en Internet, lo que oyen en radio y lo que leen en la prensa. 

Por eso hablé de la necesidad de crear una "cátedra mediática" para los últimos años de colegio o los primeros semestres universitarios, que motive en los jóvenes consumidores de los medios la conciencia adecuada para recibir los contenidos, analizarlos y generar posiciones argumentadas sobre la información que tienen a disposición. Una cátedra desprovista de sesgos morales o religiosos, y más bien, que sea un ejercicio de ciudadanía hacia la consolidación de la cultura política en los futuros votantes.

Todos los ciudadanos tenemos libertad de expresión y el derecho a crear medios de comunicación. Generar posturas críticas sobre los contenidos es parte del ejercicio de esas libertades. Sería como aprender a ver, más allá de la imagen fácil. Cómo aprender a oír, más allá del sonido.

Foto vía @LissMah