5/26/2012

Ese periodismo victimario


Esta semana realicé una crónica con la familia de Humberto Aldana, el conductor del bus que recibió con fuerza el impacto de la bomba que desconocidos dirigieron contra el exministro del Interior y comentarista radial, Fernando Londoño. La pieza fue emitida este viernes en el programa La Noche de NTN24 y RCN Televisión.

Isabel Aparicio, esposa de Humberto, me recibió en su casa para contarme del estado de salud de su cónyuge y  mostrarme algunas fotografías de su vida familiar. Para concretar la entrevista, el día anterior hablé con ella por teléfono y en esa conversación me dijo algo, que quiero compartir y luego reflexionar:
"Estoy muy brava con los periodistas porque dieron a mi esposo por muerto y nunca rectificaron. Mis hijas de 14 y 9 años lo supieron por televisión, y ahí dijeron que él estaba involucrado en la explosión. Lo tildaron de terrorista. Mis niñas quedaron muy conmocionadas".
El 15 de mayo, cuando Colombia y el mundo conocieron las primeras imágenes y las primeras informaciones del atentado contra Fernando Londoño, una de las primeras versiones que circularon era que el artefacto explosivo iba dentro del bus, que estaba al lado izquierdo de la camioneta del exministro.

Al identificar a Londoño como objetivo del atentado, la primera hipótesis quedó descartada. Pero luego la Policía le contó a los periodistas que el conductor Aldana estaba muerto. Esa fue una versión en la que yo también creí, por la fuente de la que provenía. Pero horas después la Clinica del Country, donde fueron trasladados la mayor parte de heridos, confirmó que el hombre de 60 años, estaba vivo, con graves lesiones en su cara y su brazo derecho, comprometido al punto de estar en riesgo la extremidad.

Un escolta de Londoño le confirmó a Isabel Aparicio que su esposo Humberto estaba vivo pero mal herido, en una sala de cirugía del centro médico. Ahí le volvió el alma al cuerpo.

Todo este enredo de informaciones generó más terror y pánico en la familia Aldana Aparicio. Humberto, el conductor herido, tiene cuatro hijos y una hermana gemela. ¿Qué pensaron todos ellos al saber muerto a su ser querido, ver las imágenes del bus hecho chatarra y luego encontrar que todo fue un error por una mala información de una autoridad multiplicada por mil por los periodistas?

"La prudencia hace verdaderos sabios", dice la sabiduría popular. El ritmo vertiginoso de los hechos no nos puede mover un milímetro de ese principio, y menos cuando estamos reportando un hecho de tal impacto social como un ataque terrorista. 

Además de prudencia, a los reporteros nos faltó confrontar con varias fuentes la información de la Policía, tarea que es la más natural en nuestro oficio, pero que desechamos por el facilismo y la presión de la primicia. Es mejor salir tarde con la noticia que rectificar.

Como periodistas nuestro deber es rodear a las víctimas, pero la imprudencia y la falta de rigurosidad, pueden terminar por convertirnos en victimarios. Y nosotros, que tenemos la responsabilidad de la palabra, no podemos permitirnos engrosar la lista de violentos que ya nos azotan. Mea culpa.

3 comentarios:

Tatiana Giraldo dijo...

Tienes toda la razón, la necesidad de la inmediatez nos ha llevado a una superficialidad de la información.

Imprensa na rede dijo...

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Taty

Juan dijo...

Las equivocaciones es algo cotidiano, pero eso ya es el extremo. Fajate