
Una de mis primeras lecciones de periodismo la recibí de mi profesor Argemiro Piñeros. Es una máxima contundente y sencilla: "Es mejor una gran chiviada, que una gran rectificada".
Palabras sencillas y de gran valor, que hoy se aplican a lo ocurrido en la última semana con La Silla Vacía. El pasado 18 de febrero el portal de la periodista Juanita León dio por ciertas las versiones que confirmaban la posible muerte de Alfonso Cano, máximo líder de las Farc.
Es la noticia que todos quisieramos tener y publicar. La muerte de Cano significaría el golpe más fuerte que el Estado colombiano le habría propinado al grupo terrorista. Sería un golpe definitivo a las Farc, porque las fragmentaría y sólo las dejaría como una banda narcoterrorista, sin el poco barniz ideológico que aún le brinda Cano.
La noticia le fue desmentida a La Silla Vacía por voceros de la Presidencia y altos mandos militares. En este artículo publicado el domingo, Juanita León, hace la crónica de lo que ella misma denomina la "chiva vacía", revela sus fuentes y cómo desarrolló la historia que catapultaría a su portal a la cima del prestigio periodístico una vez mas, cómo lo hizo hace un año cuando anticipó el resultado de las votaciones de la Corte Constitucional para declarar inexequible la reforma que iba a permitir la segunda reelección de Álvaro Uribe.
Frente a esa noticia, el equipo de La Noche de NTN24 también comenzó a buscar la confirmación. La jefe de investigaciones del programa, Harriet Hidalgo, buscó en fuentes militares ese "positivo" periodístico, pero nadie lo confirmó. Preferíamos esperar una alocución del presidente Juan Manuel Santos que nos quitara esa incertidumbre, que a muchos no nos dejaba dormir. Era lo más saludable en ese momento.
"Errar es de humanos" y no por su equivocación con la "chiva vacía", voy a condenar a La Silla Vacía y echar al traste el excelente trabajo de crítica al poder que ha hecho desde su nacimiento. Su presencia es necesaria en un país donde los medios pertenecen a los poderosos y las voces independientes no tienen amplificador suficiente como para hacer temblar los cimientos del establecimiento.
Por eso, Juanita León, exalto su valentía. Así como tuvo criterio y cabeza fría para sostener por varias horas la noticia de la muerte de Cano, tuvo la fuerza para poner el pecho, ser transparente, dar una explicación sincera y rectificar, cosa que es de valientes. Una verdadera lección de periodismo. Adelante colegas de La Silla Vacía.
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