2/09/2006

Periodismo
Un centímetro de profundidad...

En medio de las festividades decembrinas, la redacción de uno de los más importantes medios de comunicación del país escogió entre los periodistas al "mejor del año". Supe que el ganador del título era un joven comunicador, quien se había caracterizado por el buen uso del lenguaje y un agudo olfato periodístico.

El flamante reportero se ha caraterizado por presentar crónicas, de esas que "sensibilizan" al televidente. Entre sus proezas, se puede contar el escándalo que montó por la muerte de un menor que cayó a una alcantarilla y otro similiar, por las estupideces que los colegios piden en la lista de útiles escolares.

Entre sus talentos se cuenta un manejo de voz que pone los pelos de punta, que junto a sus imágenes, es capaz de generar tales "sensibilidades" que pueden llevarlo a uno al borde de un ataque cardiáco. Además, cuenta con el beneplácito de sus jefes, cultores del amarillismo a ultranza, que según ellos, es lo que da raiting. Raiting = dinero.

Pero más allá de todo esto lo que más me gusta de esta revelación del periodismo es la profundidad de sus temas. Hace gala de esa frase penosa con la que suelen calificarnos: "Los periodistas son un mar de conocimientos, con un centímetro de profundidad".

Hablar hoy en el Día del Periodista de los comunicadores que matan todos los días, sería repetirnos en el debate sin fin sobre este oficio, que algunos llaman, el más peligroso del mundo. A ellos, les hago un homenaje. Pero los que estamos vivos ¿Qué estamos haciendo para mejorar nuestra profesión?

Un caso patético: Cada día los noticieros registran los casos de maltrato infantil. La nota predominante de estos informes es la sangre, el dolor y la inconciencia. Es la realidad, no podemos desconocerla. Pero donde está la profundidad en el debate. Donde está el Congreso, la Defensoría del Pueblo, Bienestar Familiar, la Iglesia, las propuestas novedodas y la confrontación de fuentes, el debate en sí mismo. Las instituciones existen, pero no vamos a ellas porque cómo eso no da raiting. Raiting = dinero.

Sí nuestra sociedad crece en cultura política, los ciudadanos deberían hacerse a una cultura mediática. No basada en el consumo obsesivo de los medios, sino en la exigencia de la calidad en los mismos. Una cultura en la que las audiencias exijan y los periodistas propongan. Qué sus banderas sean la erradicación del amarillismo y la construcción de opinión pública.

Muy bonito todo, pero como no da raiting. Raiting = dinero...

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